sábado, 20 de noviembre de 2021

Las Comunidades Campesinas: Historia, conflictos y perspectivas

Vista panorámica de Paucarbamba

Las comunidades campesinas tienen sus orígenes en los ayllus prehispánicos, al que posteriormente el imperio incaico reordenó bajo el sistema de decimales para sustentar la sólida organización de base del sistema sociopolítico del Tahuantinsuyo, los mismos que a la postre, como consecuencia de la invasión española, serían sometidos a las reducciones coloniales con el nombre de “reducción de indios” o “común de indios”. Durante gran parte de la era republicana continuaron llamándose “común de indios” o “comunidad de indígenas”, recién, a partir del Decreto Legislativo N° 17716 de 1969 promulgado durante el gobierno de Juan Velazco Alvarado se les conoce como “Comunidades Campesinas”. 

Su estructura y formas de gobierno están ligadas al azaroso trayecto de nuestra nación. Desde los años en el que el Virrey Toledo dictara las ordenanzas de la reducción de indios, subsistieron sin personería jurídica bajo la dirección de los curacas o alcaldes de vara. Durante todo ese tiempo soportaron despojos y humillaciones por el gamonalismo. Recién, desde su reconocimiento como comunidad campesina, se sujetan administrativamente a las normas dadas por el Estado, desde entonces se rigen por el sistema presidencial repartidos según el artículo 16 de la Ley General de Comunidades N° 24656

 El reconocimiento de las comunidades se daría origen gracias a la Resolución Suprema del 28 de agosto de 1926 “Registro Oficial de las Comunidades de la Republica” dada en el gobierno de Leguía, producto de estas estas medidas legales logran su reconocimiento las primeras comunidades indígenas de Huancavelica: Huamantambo hoy distrito del mismo nombre en la provincia de Castrovirreyna; Chupaca en la provincia de Huancavelica; Acostambo y Ñahuinpuquio en la provincia de Tayacaja. Las primeras comunidades de la provincia de Churcampa en registrase son Cosme y Manzanayocc en el distrito de Anco, Cconocc en el distrito de Churcampa, Ccaser en el distrito de La Merced, y la comunidad campesina de Ccarhuancho en el distrito de San Pedro de Coris. En la actualidad el departamento de Huancavelica registra 640 comunidades campesinas, 520 reconocidas y tituladas, y 116 reconocidas por titular; la provincia de Tayacaja alberga el 30% de comunidades, seguido por Huancavelica con el 24% y Churcampa con 13%. Dentro de la provincia de Churcampa, el distrito de Paucarbamba registra el 28% comunidades, siendo distrito con mayor número de comunidades campesinas en toda la provincia. 

 Según datos extraídos por el gobierno regional de Huancavelica, el 68 % de comunidades fueron reconocidas durante la época post Reforma Agraria, todas, sobre el territorio de las antiguas haciendas afectadas por este proceso, después del fracaso de las Sociedades Agrarias de Interés Social (SAIS) y las Cooperativas Agrarias de Producción (CAP). Si embargo, La expedición de la Ley General de Comunidades Campesinas Nº 24656 y la Ley de Deslinde y Titulación de Comunidades Campesinas Nº 24657 dadas en el gobierno de García serían incentivos para la formación de Nuevas Comunidades Campesinas. Estas nuevas comunidades se conforman como resultado de la independización de los anexos de las comunidades madres. Es necesario entender que, al conformarse las nuevas comunidades campesinas existen dos tipos de tierras o parcelas, las tierras antiguas asignadas a instituciones de la comunidad madre, sobre los que a pesar de los años, recaen derechos y deberes distintos; y las tierras o parcelas nuevas que conforman la naciente comunidad. El derecho positivo moderno no puede amputar las costumbres ancestrales, no en un mundo civilizado y pluricultural.

 Este proceso de fragmentación trajo consigo diversos conflictos por territorio debido a que las actas de colindancia no se realizaron en campo, poniendo los hitos correspondientes o detallando con precisión los límites en las Actas de Separación. Se generaron múltiples procesos judiciales entre la comunidad antigua y la comunidad nueva, por la usurpación, delimitación, falsificación de documentos; entre otros. 

 Son claros ejemplos de estos sucesos, los hechos entre la comunidad campesina de Huanchos y el distrito d Chinchihuasi, el primero, antiquísimo pueblo reconocida como Comunidad Campesina en enero de 1946 y perteneciente al distrito de Paucarbamba; y el segundo, reconocido como distrito desde enero 1962. En este caso específico, los motivos rondan en función a la incongruencia de las actas de colindancia entre ambos, y la adhesión del anexo de Tapuyquilla a Chinchihuasi cuando se concreta su distritalización, cuando esta partencia administrativamente a la comunidad de Huanchos, y ésta a Paucarbamba. Tal es así, que, cuando en 1993 Tapuyquilla es reconocida como comunidad campesina por Resolución Directoral N° 028-93-DSRA-HVCA se registra dentro del distrito de Paucarbamba. Este evento trajo consigo una constante querella entre ambas comunidades enervando el desarrollo de su población en conjunto como comunidad campesina. 

Otro de los hechos recientes que causaron cierto asombro, asombro por que la comunidad que se subleva mantiene una intrínseca relación comercial, cultural y social con la comunidad revelada. Paucarbamba fue reconocida como comunidad campesina por la Dirección de Asuntos indígenas bajo la Resolución Suprema del 03 de mayo de 1948, del que posteriormente se desanexa Santa Rosa de Pinco por R.D. 0092-95-DSRA-HVCA en 1995, esto como consecuencia del interés de sus dirigentes por el progreso de la comunidad. Esta separación se haría bajo un acuerdo de separación de parcelas que por historia, tradición y concesiones otorgadas por las autoridades de Paucarbamba pertenecen a santos de la parroquia e Instituciones Educativas. En dicha acta redactada con puño y letra por los mismos dirigentes del anexo de Pinco el 28 de setiembre de 1995, se advierte los siguientes acuerdos que se procede a transcribir según la redacción para mayor veracidad: “En un acuerdo entre la autoridad de la Matriz y la Comunidad de Santa Rosa de Pinco, se pusieron de acuerdo para no usufructuar los terrenos que actualmente que está abajo su administración comunal del distrito que se encuentran dentro de esta comunidad; los siguientes terrenos, Ninabamba, Pinco Purísima, Señor de la Agonía, Dolores Pampa, el terreno del lado izquierdo del camino principal de Paucarbamba a Chinchihuasi”. Luego de dicho acuerdo y para conformidad de ello, proceden a firmar todas las autoridades presentes para validar estos acuerdos que a la postre los serviría como documento imprescindible para su titulación como Comunidad Campesina. Estos terrenos hoy en disputa, hállanse hoy como patrimonio cultural de la Parroquia de Paucarbamba, así lo evidencia el inventario de la iglesia de 1913. 

Esto, ¿es acaso corolario de la mala interpretación de la Resolución Ministerial N° 468-2016-MINAGRI donde se aprobaba los “Lineamientos para el deslinde y titulación del territorio de comunidades campesinas” dada en setiembre del 2016? Es preferible imaginar aquel, que la ambiciosa intención de sus dirigentes por usurpar parcelas que no les pertenece recurriendo a títulos que, según indicios, fue obtenida de manera irregular omitiendo documentaciones que gestaron su separación de la comunidad campesina de Paucarbamba. El artículo 11 de la Ley N° 24656 expresa de manera contundente “Está prohibido el acaparamiento de tierras dentro de la comunidad”. 

Este hecho rememora la ambición del padre German Altez en el siglo pasado, cuando se apropia de los terrenos y empieza a venderlos, alquilarlos, y sembrar en ella para el usufructo personal. Los terrenos que el cura Altez puso en custodia de otros para lucrar fueron, las del Colegio San Francisco ubicado a Ninabamba, donado por la comunidad campesina de Paucarbamba en 1971 con la finalidad de construir el local del colegio, el terreno fue recuperado nuevamente en 1991. Los terrenos de San Antonio, y Domingo de Ramo en Parccay. En los restantes establece granjas de vacunos y equinos, siembra alfalfa. Todo esto lo habría hecho bajo el amparo de Rodolfo Hinostroza Juzgado de Tierras en la ciudad de Huancayo y el obispo de Huancavelica Florencio Coronado. Su afán de posesión fue tal que, cuando, como es de costumbre el mayordomo siembra en el terreno de Corpus Christi, don Justiniano Conde, este es acusado de usurpador y es conducido preso a Huancavelica por un mes. Como consecuencia de estos execrables actos, es expulsado en 1979 por la población de la comarca bajo la dirección del presidente de la comunidad campesina de Paucarbamba Diógenes Montes, y demás dirigentes de todos los pueblos anexos. 

 La recuperación de los terrenos de la comunidad tomados por el cura tuvo un costo social, pues hubo constantes apresamientos a los dirigentes comunales, incluyendo al alcalde distrital y el director de la escuela; enfrentamientos de la policía local con la población, los mismos que tuvieron que recurrir a la Sede de la Reforma Agraria en Ayacucho para consumar estos infelices aconteceres, todo este evento gestado por la avaricia desmedida de Altez. Estos últimos acontecimientos semejan ese infortunado pasado, debilitando de forma innecesaria las relaciones entre dos comunidades con vínculos familiares, urdiendo a futuro rencores entre la nueva generación a causa de la ambición de la antigua generación. 

Las comunidades campesinas, como otros sectores del país, son permeables al cambio y se adaptan a los procesos de modernización, sea por factores externos o por la dinámica creativa de sus agentes internos aprovechando sus condiciones naturales, fortaleciendo sus relaciones económicas internas y la de su organización, sin embargo, este fortalecimiento y/o crecimiento no significa recurrir a leguleyadas para sentar las bases de su desarrollo. Nuestro posicionamiento geográfico nos favorece enormemente, existen fuentes naturales que deben ser aprovechadas al máximo dotando de tecnologías agrícolas y alternando los cultivos para no debilitar la utilidad de las parcelas.

miércoles, 17 de noviembre de 2021

Turismo en el Valle: Nuevas estrategias de desarrollo

 

Vista del nevado de Huaytapallana desde el mirador de Oqowillca

El valle necesita una nueva y completa estrategia de desarrollo que permita explorar eficientemente su potencial. Paucarbamba, Chinchihuasi, Pachamarca, Coris y demás distritos circundantes dentro de la provincia de Churcampa y toda la región de Huancavelica cuentan con un excelente potencial para ofrecer un viaje interesante e inolvidable a quienes gusten conocer el Perú profundo, esto debido a su cultura, tradición y diversidad y así como sus importantes recursos naturales y arqueológicos, material invalorable que brinda la posibilidad de construir y turismo sólido y sostenible.

En las últimas décadas el turismo ha sido una de las actividades económicas que ha generado mayores expectativas, esto debido a que dicha industria tiene carácter trasversal, pues, está conformado por diversas actividades económicas como el transporte de pasajeros, la provisión de alimentos, el alojamiento de visitantes, las actividades culturales, recreativas y deportivas, la producción y comercio de artesanía, entre otros, contribuyendo el crecimiento y desarrollo de la economía de los países, constituyéndose como uno de los factores trascendentales en la lucha contra la pobreza; esta actividad  genera cerca  1.3 millones de empleos según la Cámara Nacional de Turismo   

Baños Termales de Pampalca

Los impactos del turismo son económicos, culturales y ecológicos, respecto al primero, conlleva a mejorar las infraestructura local, carreteras, complejos hoteleros, recreativos y culturales dotando de espacios que hagan del turista una estadía placentera; culturalmente, impulsa al rescate de los retos arqueológicos hoy en total abandono, rescatar nuestras tradiciones culturales, estudiar y conocer para su difusión y oferta al turista; y respecto al tercero, una conciencia nacional para la protección de nuestras áreas naturales frente al cambio climático.

Por todo lo expuesto consideramos que el turismo es un factor determinante para el crecimiento y el desarrollo económico en todos los pueblos olvidados casi por el Estado, pues, el turismo ha sido un sector de expansión en la economía de muchos países al rededor del mundo y la nuestra no es ajena a ella.

Nuestros pueblos son tan hermosos que tienen el privilegio de contar con microclimas variados, su posicionamiento en el trapecio andino le ha conferido cinco de las ocho regiones naturales del Perú. El clima cálido empieza en el tajo inverosímil del Mantaro, antes, según José de la Riva Agüero llamado por los naturales del lugar como Anqas Yacu, derivando luego Angoyacu, al que los españoles lo llamarían Nueva Guardiana;  sus aguas desembocan el océano Atlántico y limita los actuales departamentos de Huancavelica y Ayacucho. Con una inconfundible nota indígena, triunfadora y excelsa se eleva hacia ambos lados, dando paso a la selva de Ayacucho al este del cañón y dotando de deslumbrantes páramos al oeste del rio. En su trayecto aguarda en sus entrañas florestas naturales, lagunas, cataratas, restos arqueológicos, bosque de piedras y cultivos de todo tipo, desde árboles frutales, legumbres y tubérculos orgánicos de todo tipo de excelente calidad.

La distancia de Lima a Huancayo es de 304 Km y de Huancayo a Paucarbamba 149 Km, el viaje no tomas más de  13 horas en bus y más de 8 horas en auto; en dicho distrito encontrará hospedajes de distintos precios con servicios diferenciados en uno y el otro, con aguas temperadas, sauna, cable y hermosa vistas hacia el campo.

Más allá de las típicas excursiones, el valle ofrece numerosas posibilidades para admirar hermosos paisajes; en esta ocasión narraremos brevemente las distintas alternativas detallando en otro artículo las bondades de cada ruta.

Primera ruta, teniendo como zona de campamento a Paucarbamba, el recorrido hacia el cálido distrito de Chinchihuasi, en cuya circunscripción hemos de encontrar hermosas cataratas, bosques, lagunas y lugares de recreación donde podrán vengar el hambre con exquisitos platos típicos de la zona, hallase también los molinos de piedra más antiguos de todo el valle, y la flor sagrada de los incas: la cantuta.

Segunda ruta, hacia Pachamarca, este distrito es tan extenso que consigna la mayor cantidad de lagunas y cataratas en el valle, de modo que no basta un día para su recorrido, sino hasta una semana casi. La ruta es sugestiva, arrolladora, ofrece al visitante hermosas vistas hacia el cañón y la cordillera que separa a la sierra de la selva. El agua de las lagunas es de color turquesa, los cerros que la encajonan azulejos con tonos verdosos y bermejos vestidas con matorrales, desde el pináculo de una de sus montañas se puede apreciar el nevado de Huaytpallana en el departamento de Junin y el Tambraico, pacarina de los Apus en Huancavelica. Hállanse también la mayor cantidad de restos arqueológicos en buen estado de conservación, además un impresionante bosque de piedras.

La Ruta hacia el mirador de Oqowillca, es la más cercana desde el campamento en Paucarbamba, tiene un particular posicionamiento en el valle, pues, desde aquel promontorio se observa los tres los cuatro distritos en el valle, San Pedro de Coris, Paucarbamba, Chinchihuasi y Pachamarca.

La ruta hacia las aguas termales en San Pedro de Coris, asentada en la orillas del Mantaro en Cobriza, un lugar cálido y acogedor.

Todos estos lugares ofrecen un espectáculo único que conllevan al deleite de los visitantes; sus azulejas montañas imponentes que se elevan al cielo, el cromo jocundo en sus entrañas, la suave brisa que transporta el néctar de la tierra fecunda, el dulce concierto ofrecido por las aves canoras, la inmensa alfombra verde en el horizonte, el cielo azul donde masas de nubes retozan en concierto formando figuras caprichosas, oxigenan la existencia del hombre que subyugado por el sistema deambula cronometrado en el bosque de cemento.  Vamos, viaja, conozca el Perú profundo, el hermoso valle en la franja del Mantaro te espera.

Bosque de piedras de Santa Verónica

Bosque de Tacayqocha

Catarata de Villamayo

Laguna de Tacayqocha


martes, 16 de noviembre de 2021

Danza de Tijeras, Paucarbamba, Huancavelica

Ícono de la resistencia cultural 

Danza de Tijeras, Huancavelica

Han pasado cerca de 500 años desde la toma de nuestra tierra por huestes europeos, su llegada significó el inicio de una nueva etapa en nuestra historia. Aniquilaron y destruyeron nuestros antiguos ayllus y con el quisieron extinguir también sus ancestrales usos y costumbres. Sin embargo, nuestra raza, nuestra lengua, nuestras costumbres perduraron el tiempo. Las melodías de la quena, la zampoña, las tambores y sonajas, han resonado en las montañas de nuestros andes por siglos, y en sus entrañas fueron sufriendo variaciones como consecuencia del sincretismo religioso. La danza de tijeras es una de ellas; en tiempos remotos, sostienen algunos antropólogos, esta danza de trasfondo mágico-religioso usaba piedras largas especiales llamadas Llaqta rumi y sonajas, incluyéndose posteriormente dos varillas de hierro, uno de sonido grave llamado “macho” y el otro de sonido agudo apodado “hembra”. 

Se tejen diversas hipótesis sobre su origen y evolución, en esta ocasión, no nos perderemos en la búsqueda de esa información escasa a la vez, dejando esto para otro un proyecto posterior. Más, narraremos de manera breve el origen de su nombre, su importancia dentro de las sociedades andinas, fechas festivas, etapas de la danza, vestimenta, instrumentos y las diferencias en las regiones donde se practica, recordando a los iconos de esta danza en la región y nuestro valle.

Esta danza se practica en la región central del Perú, Ayacucho, Huancavelica, Apurímac y Arequipa; y sus denominaciones difieren en cada una de ellas, en Ayacucho se llama tusuq o danzaq; en Huancavelica, galas; Apurimac, saqras;  y en Arequipa villanos. La denominación de galas como generalmente se les llama en la región provendría, según algunas investigaciones, por el festivo atuendo que llevan puestos los danzantes, y la gracia y elegancia del movimiento corporal al ritmo de la música. Respecto al nombre de Danza de Tijeras se ensayan dos versiones, la primera se le atribuye a Arguedas quien abordaría constantemente en sus novelas llamándola “Danza de Tijeras” y la segunda y poco conocida, es que provendría desde la colonia según referencias documentales atribuidas a este tipo de danzas en 1784. 

A diferencia de las otras costumbres que también tienen una relación intrínseca con las actividades agrícolas, la Danza de Tijeras se caracteriza por ser mágico-religiosa, con un fuerte arraigo en la dualidad cósmica, donde los danzantes dicen ser hijos de los Apus o Wamanis. Esto por lo complejidad de sus movimientos y la magia que derrochan en sus presentaciones. Tal es su innata característica que se convirtió en uno de los símbolos artísticos más significativos y representativos de la herencia cultural, así en 1995 el Instituto Nacional de Cultura la reconoció como Patrimonio Cultural de la Nación, en el 2010 la Unesco reconoce como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, y el 16 de noviembre del 2017 se declara como el Día Nacional de la Danza de Tijeras, esto como forma de conmemorar anualmente nuestra herencia andina.

Si bien esta danza se practica principalmente en cuatro departamentos, son únicamente dos de ellos que sobresalen: Huancavelica y Ayacucho, ambos departamentos proponen distintos tipos de coreografía, vestuario y música. En Huancavelica se celebra generalmente en diciembre, esto en homenaje al nacimiento del Niño Jesús; mientras que en Ayacucho, en el mes de agosto en La fiesta del Yaku Raymi. 

Para ser un verdadero maestro de hay que aprender los 360 pasos dicen los eruditos de esta danza, precisamente por ello son pocos quienes sobresalen, se combina bailes y acrobacias, singular creatividad y mucha destreza, pues las tijeras deben seguir las melodías del violín y del arpa y con  ello los movimientos del cuerpo. Esta danza se ejecuta en cuadrillas, cada una de estas está conformada por un arpista y un violinista; cuatro danzantes, dos varones y dos mujeres, se las denomina guiadoras y a diferencia  de los varones ejecutan únicamente asonantes zapateos levantando polvaredas que se suspenden en el aire cual efluvios del alma con olor a tierra fecunda. 

 La danza se divide en tres etapas: Limpia Cancha, El Atipanakuy, y la Prueba, esta última se divide a su vez, en tres tipos, la Prueba de cuerpo, donde se demuestra las habilidades físicas; de pasta, en este se demuestra el manejo de la magia menor y; de sangre, donde se demuestra los dotes de valentía por el riesgo que se corre al ejecutar acciones con objetos punzocortantes. Para cada etapa existen melodías distintas, desde lo jubiloso hasta lo melancólico, inyectando algarabía y suspenso en cada ronda de baile.

Son pocos los danzantes que han logrado trascender a nivel internacional, la gran mayoría participa en eventos locales y regionales dedicando el tiempo restante en otras actividades ajenas a esta tradición, participando únicamente en épocas festivas. Los danzantes que gozaron de gran prestigio a nivel internacional y exhibieron nuestra ancestral danza en otros continentes fueron, por Huancavelica, Damián de la Cruz Ccanto, apodado Ccarccaria, quien dirige la escuela de danzas “Los Galas de Villallaqta”, y Felipe Cataño Sullca, conocido como Chicchi Para, director de la Agrupación Musical “Yawar Chicchi”; y por Ayacucho, Rómulo Huamaní Janampa, apodado Qorisicha, director de los “Danzaq de Ayacucho”. 

En el valle, es la familia De La Cruz, los grandes referentes de la danza de tijeras, la historia registra a Juan De La Cruz Barrantes “Qoro Diablo”, y Sergio De La Cruz Barrantes “Payaso” quienes representaron a Paucarbamba por mucho tiempo, posteriormente le sigue los pasos Ruperto De La Cruz Pacheco “Gitano”, Daniel De La Cruz Pacheco “Payaso”, Gualberto De La Cruz Pacheco “Extranjero”, todos hijos de Sergio De La Cruz Barrantes, y Ricardo De La Cruz Quispe “Huaylis” hijo de Juan De La Cruz Barrantes. Eran épocas donde la danza tomaba auge, así los hijos de Gualberto de La Cruz Pacheco también toman la posta, sobresaliendo entre ellos Teodomiro De La Cruz Marín “Chusecc” y Herminio De La Cruz Marín “Rey Satan”. Sergio De La Cruz viajó constantemente al interior del país, y junto a él, Teodomiro De la Cruz, Ricardo De La Cruz, Ruperto De La Cruz, y David De La Cruz. Posteriormente lo haría Herminio De La Cruz, quien incluso invitó a Damián De La Cruz a participar en un reto en Paucarbamba.

Cuando nuestros referentes en esta danza parecían llegar al final de su apogeo, entusiastas jóvenes tomarían la posta, entre ellos, Albino Pariona Quispe “Piki Chaki”, Junior Ñahuero Abregú “Inframundo”, los hermanos Enrique Marín Arroyo  “Tentador” y Abel Marín Arroyo “Infierno” quienes un breve periodo representaron a Paucarbamba en torneos locales. Luego de un largo intervalo de tiempo surgen nuevamente excelentes promesas, los niños Zair De La Cruz Canchumani “Rey Satan Junior” hijo de Herminio De La Cruz y Antony Ñahuero Yance “Chico Chuseq”.

El valle, siempre se caracterizó por ser cuna de un variopinto abanico de usos y costumbres hoy casi desaparecidas, de artistas que hoy gozan de gran popularidad en la capital; el éxito de algunos radica en la perseverancia derivada por la vocación pocas veces enraizada en nuestra idiosincrasia caracterizada más por el valor financiero que cultural, cabe precisar también que, obedece al nulo apoyo de nuestras instituciones por revalorar nuestra identidad cultural, perceptible en todo los gobiernos locales y regionales. Las fiestas y actividades festivas son desahogo a la vez, expresión de los sentimientos humanos; no debemos pretender suprimirlos sin hallar sustituto para para la recreación popular, especialmente en los pueblos que desfallecen de tedio. Un bien entendido programa de recreación es tan vital como de saneamiento o fomento agrícola.

A mediados del siglo XX, según referencias la danza de tijeras llevábase a cabo en Cunya y Cunyaccasa, posteriormente en el anexo de Acos, donde los días 01, 02 y 03 se celebra al Niño Jesús, ya en la actualidad dada la migración y la conversión de creencias en los anexos, obligaría a trasladar la celebración a la capital del distrito de Paucarbamba. Esperamos que esta ancestral danza no se extinga como los otros hoy en el olvido. A la belleza cautivante de nuestros paisajes, el atractivo abanico de nuestras costumbres hacen admirables nuestros pueblos.

Aproximaciones de la ocupación del territorio de Paucarbamba antes y durante el incanato

  Por William Tovar   Restos arqueológicos de Llaqta Qolloy   Época Pre inca Esta época comprende desde la aparición de los primeros grupo...